Proyecto Enero 2013 - Adictos a la Escritura

Hola! Este es el relato para el proyecto de este mes de Adictos a la Escritura - Consistía en escribir un relato sobre un fin del mundo que al final no llega.

A mi no me gusta demasiado lo que he escrito, tengo que reconocer que la idea me ha llegado a último momento y que no he estado inspirada. ¡Pero al menos vuelvo a participar! Espero que el próximo proyecto me pille más inspirada y me salga algo mejor. 

Pensé que el fin del mundo era lo mejor que podía pasarme. 

Crisis económica. El problema de muchos hoy en día. Lo peor es que eso no solo conlleva perder el trabajo y la casa, si no que como yo puedes incluso perder a tu familia.

Claro que esa no fue mi única crisis, también tuve la crisis de los cincuenta que conllevo a otra crisis, matrimonial está vez que me costó el divorcio. Seguidamente el divorcio me trajo una crisis emocional que provocó que me despidieran del trabajo y así perdiera la custodia de mis hijos y más tarde mi casa. Me desahuciaron y me quedé solo, todos mis “amigos” me dieron la espalda.

Así que ahora a los cincuenta y tantos años que tengo vivo solo, en la calle, comiendo de lo que me dan personas con algo de caridad, no me dan un techo pero al menos me dan comida y solo por eso ya me siento agradecido. Pero en realidad no tengo nada ni a nadie, no veo a mi mujer ni a mis hijos. Parece ser que la persona que soy o era ha desaparecido, ni yo mismo me reconozco.

Hace unos meses comenzó a rumorearse que se acababa el mundo, al principio todos pensaban que era un cuento. Pero pronto la NASA lo confirmó, sí la NASA. Al parecer un meteorito chocaría contra la tierra.

Aunque esté tirado en la calle me entero de todo, sé a dónde acudir. Me acerco a bares donde la gente lee los periódicos y los comenta. Me entero de tantas cosas que incluso vi el anuncio del fin en la televisión, entré en el bar aprovechando que todos miraban la televisión así que no se dieron cuenta de que había entrado un vagabundo al que podían echar a patadas.

La gente se puso nerviosa, comenzaron a saquear el bar y miles de locales. Aunque algunos ni si quiera tenían un refugio que les salvara.

Yo me limité a observar el horror, nada más que robé la comida necesaria para subsistir los días que quedaban.

Hoy el día del fin, espero con impaciencia. Mis hijos y mi ex mujer ni si quiera han venido a verme, la verdad es que verles por última vez es la única ilusión que guardaba. Pero debí imaginar que ya jamás volveré a verles.

Las calles están vacías y desiertas, las persianas y los edificios están cerrados. La gente que como yo vive en la calle se ha metido en cajeros y otros edificios. ¿Pero de qué servirá?

Prefiero no resistirme a la muerte, es inútil intentar sobrevivir al fin. ¿Además si lo hiciera cambiaría mi horrible vida? He asumido que moriré al igual que todos y que es lo mejor que puede pasarme ahora mismo. Espero que mis hijos y mi exmujer mueran sin dolor y sufrimiento. Sé que ella me ha dado la espalda, que me ha quitado el ver a nuestros hijos pero aun así todavía la quiero.  

He estado toda la noche sin dormir para ahora poder tumbarme en cualquier lugar y dormir para siempre. Quiero morir dormido para no sentir el dolor.

Pero antes disfruto de este mundo sin gente, respiro tanta calma y tranquilidad que parece que no vaya a llegar el fin del mundo. Pero tiene que llegar para dejar atrás esta mala vida.

He llegado al parque y aquí sobre la hierba voy a dormir hasta despertar en otro lugar mejor o no despertar nunca más.

***

Despierto y no reconozco el lugar en que me encuentro. 

−¿Estoy en el cielo? –Pregunto en voz alta.

−No –Contesta una mujer algo más joven que yo que entra por la puerta –Te vi en el parque y decidí salvarte antes de que toda la masa de gente te aplastara.

−¿Masa de  gente? ¿Y el fin del mundo? –Pregunto mientras me fijo en ella. Es guapa.

−Bueno, no ha sido como anunciaban. El fin del mundo no fue ayer ni parece que vaya a ser hoy. La gente se ha puesto como loca, han salido muchos grupos a la calle, andan correteando por todas las calles y parques y no ven si alguien se interpone en su camino.

−Entonces seguimos aquí, en un mundo peor.

−Tranquilo, sé que estás solo. Te he visto varias veces por las calles y me gustaría hacer que eso cambiara. Yo también sé lo que es sentirse sola y abandonada por los que te quieren –Yo la miro perplejo, no sé qué me intenta decir –Y bueno, te lo preguntaré directamente. ¿Te gustaría vivir aquí conmigo? Supongo que es mejor que estar en la calle.

−Yo no sé qué decirle, no la conozco pero… Gracias, de verdad.

Nunca habría podido imaginar esto, aunque el fin del mundo me ha decepcionado puedo sentirme afortunado de que me haya traído este cambio. No sé todavía quién es esta mujer, tan bella por dentro y por fuera. Pero pienso pasar tiempo a su lado y conocerla y agradecerle cada día lo que ha decidido hacer por mí. Cualquiera pensaría que estoy loco por confiar tanto en que una desconocida va a darme un hogar, pero desde que la he visto siento una ilusión renovada y que mi vida va a ser mejor ahora.

Pensé que el fin del mundo era lo mejor que me podía pasar, pero estaba equivocado.