02 abril 2011

Amar a quién te hace daño.

Ella era una buena persona, una chica a la que muchos quisieran tener y un día se enamoró.
Él también la quería a ella y empezaron una relación.
Al principio todo iba bien, pero pasado un tiempo su relación no hacía más que ir bien a ratos y mal a otros.
Hasta que un día antes de hacer un año, él acabo por romper la relación, dijo que necesitaba libertad y que podían ser amigos. Pero ella siguió enamorada y al final acabaron volviendo.
Después de otro tiempo más en el que la relación seguía igual un verano cuando cada uno se fue de vacaciones a un lugar distinto, él le fue infiel y se lo acabo confesando.
Ella no podía entenderlo, le dijo que le odiaba, que ojalá no le hubiera conocido jamás. Ella no se merecía a alguien así y pensó que no le perdonaría nunca.
Pero no podía olvidarle, y menos perteneciendo al mismo grupo de amigos.
Un día de fiesta ella fue hacía él de nuevo, y estando que sí y que no un tiempo volvieron a unirse, hasta que pasó otro año más.
¿Cuanto más necesitaba para ver que él no la quería?
De nuevo una separación dolorosa, y de nuevo la misma historia, él solo la quería para tener sexo y como sabía que era la única forma de tenerlo se conformaba y engañaba.
Cualquier día le dejaría tirada por otra, y aun que eso ella lo sabía y lo temía, intentaba ignorarlo.
Tenía que olvidarse de él, pero por más que lo intentaba no podía.
Le amaba.




 Con está historia quiero decir, que la gente es capaz de amar a quién le hace daño sin saber por qué. Y cuando esto pasa muchos se engañan a si mismos y no se atreven a decir adiós aun que sepan que deben hacerlo. 

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