Laurita tenía 9 años e iba al colegio.
Era algo tímida y le costaba hacer amigos, pero al menos tenía a su compañera Lola que jugaba con ella en el patio y se sentaba a su lado en clase.
Un día en el patio Lola convenció a Laurita para jugar con los demás niños y niñas de clase, Laurita acabó aceptando aun que no le gustaban esas barras dónde sus compañeros hacían volteretas.
-Hola ¿Podemos jugar con vosotros? -Preguntó Lola
-Sí, pero si no dais una voltereta en la barra perdéis y no podéis tiraros al tobogan. -Le contestó un compañero.
Lola se subió y aun que le costó un poco consiguió hacer la voltereta. A Laurita le daba miedo y no entendía por que no podía ir al tobogan.
-Ara te toca a ti Laurita, ¡ha sio mu chulo!
-Es que... a mi me da miedo...
-¡Tienes que hacerlo! Se juega asin. -Le dice el niño de antes.
Laurita va hacía a la barra pero cuando se cuelga y salta no es capaz de aguantar su peso y se cae.
-¡Ay! -Se queja Laurita.
-¡Va que no pasa na, intentalo otra vez!
Laurita vuelve a intentarlo varias veces, pero no lo consigue y empieza a cansarse de caerse.
-¡Jo! Ya no quero intentarlo más, no sé hacerlo... -Dice Laurita casi llorando.
Su compañero se enfada mucho con ella:
-Pues entonces no puedes jugar con nosotros. ¡Nos vamos al tobogan!
Lola sigue al niño.
Laurita se levanta del suelo y va hasta el tobogán pero no le dejan subir. Ni si quiera su amiga Lola.
-¡Dejadme subir porfa! -Les pide llorando.
-¡No! Tú no haces la voltereta pos no hay tobogan, si no la haces no te queremos porque no puedes ser nuestra amiga. -Le dice Lola muy seria y enfadada.
Laurita decide contarselo a la profesora pero cuando llega hasta ella suena el timbre que anuncia el fin del recreo y la profesora no le hace caso diciendole que se lo cuente en otro momento y se ponga en la fila si no quiere que la castiguen.
Laurita obedece y decide olvidar el tema hasta que llegan a clase.
De repente su amiga Lola se ha cambiado de sitio.
-¿Ya no te sientas conmigo? -Le va a preguntar Laurita preocupada.
-¡No! Por que ahora eres una tonta por no hacer la voltereta.
-Sí, vete a tu sitio torpe. -Defiende otro compañero a Lola.
La profesora sigue sin darse cuenta de la situación porque como quiere hacer la clase decide no escuchar a Laurita una vez más.
La pobre Laurita va a sentarse sola y triste. Cuando llega a su casa decide no contarle nada a sus papás porque piensan que igual que su profesora tampoco la van a escuchar.
Pero conforme va pasando la semana los niños y niñas se van metiendo cada vez más con ella: -¡Tonta!
-¡La Laurita es una torpe! Y mil cosas más.
Un día un compañero le tira tierra del patio en la cara y Laurita termina llorando delante de la profesora que esta vez si le hace caso.
Al final hablando con los alumnos y haciendo muchos ejercicios en grupo para reforzar la confianza y con mucha paciencia la profesora consiguió que todos volvieran a ser amigos y que sus alumnos entendieran que todos han de tener los mismos derechos aun que sean diferentes.
Bueno este cuento puede parecer un poco triste aun que acabe bien.
Lo he escrito para que la gente vea que la discriminación, el bullying y el acoso escolar no es solo cosa de adolescentes.
Yo hablo por experiencia ya que estuve algunos años sufriendo bullying en el colegio cuando era pequeña.
En mi caso me discriminaban por cosas más serias que la de mi cuento pero la realidad es que cualquier cosa por muy pequeña y absurda que parezca puede ser motivo de burlas en un colegio.
Lo de la profesora se debe a que muchas veces los maestros no ven estás situaciones hasta que la cosa se pone más fea.
Yo opino que contra más se deja que discriminen a una persona más difícil será luego que la acepten.
En mi caso no se llego a solucionar nunca del todo el conflicto.
Y lo de la amiga es porque cuando un grupo discrimina a alguien aun que seas amiga de esa persona puedes acabar haciendo lo mismo para que no te discriminen a ti.
Bueno es posible que vosotros penséis diferente, yo lo veo así por lo que viví.
Aun que sea algo triste espero que os haya gustado. :)
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