Bueno como mucha gente de mi familia está leyendo esta historia y les esta gustando mucho he decidido no hacerles esperar demasiado ^^
Así que aquí tenéis todos el cuarto capítulo de Estrella Roja, espero que os guste mucho :)
¡Gracias por leerme!
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Estrella Roja (4)
Ya habían pasado unas semanas, el tío Alfonso me había explicado más cosas sobre los vampiros y hombres lobo.
Me explicó que hay otros vampiros por el mundo y que si algún día me encontraba a uno lo reconocería por el olor, al igual que si me encontraba a un lobo como Héctor.
Y es que los vampiros tenemos los sentidos mucho más evolucionados que los humanos.
Durante esas semanas mis padres no me habían llamado por télefono y cuando yo quise hacerlo el tío me dijo:
-No les metas prisa querida, piensa que ahora necesitan tiempo para aceptar bien este gran cambio de vida. Sobretodo tu padre, con todo esto de los abuelos... Seguro que pronto llamarán.
Pero no llamaron y un día de tormenta Alexandra me contó su historia y supe la verdad.
-Alexandra, recuerdo que el día que vinimos a la cabaña me dijiste que te recordaba a ti cuando te transformarte en vampira. ¿Qué te pasó?
- No es una historia agradable… Pero te la contaré.
Yo tenía diecisiete años y era muy feliz siendo humana. Un día de primavera mis amigas del club de arte y yo decidimos ir de excursión a un bosque muy grande que no estaba lejos de la ciudad. Desgraciadamente no era una chica madura y me perdí en el bosque con mi mejor amiga, nos adentramos demasiado.
Además se hacía de noche y no encontrábamos a nadie, de repente empezamos a escuchar que no estábamos solas, parecía que había un animal. Pero era un vampiro…
Casi no pude verlo llegar hasta mi amiga, la dejó seca de sangre en menos de un minuto y luego fue a por mí, pero antes de que pudiera matarme Alfonso llegó y me lo quitó de encima.
El tío Alfonso que había estado escuchando continuó la historia: -Estaban habiendo muchos crímenes por culpa de aquel individuo y me vi obligado a actuar, por desgracia no llegué a tiempo de salvarlas a las dos.
-Al principio estaba muy asustada como tú Lucía y no sabía nada de este mundo, por eso me recuerdas a mí. –Me explicó ella.
-¿Y tus padres biológicos? –Quise saber.
-No pude volver con ellos… Me dieron por desaparecida, los pobres sufrieron mucho.
-¿Pero tú no hablaste con ellos?
En ese momento Alexandra miró al tío Alfonso con cara de preocupación y él asintió, no supe porque hasta que Alexandra dijo: -Bueno, al principio yo no sabía eso… Alfonso me engañó diciéndome que sabían todo y me esperarían pero después de un tiempo me contó que ellos no sabían nada…
Entonces comprendí que yo también había sido engañada.
-¡Un momento, me has mentido! –Dije acusando a mi tío- ¡¿Mis padres piensan que estoy muerta?!
-Tranquila Lucía.
-¡Nada de tranquila quiero que me cuentes la verdad ahora mismo tío Alfonso!
-Está bien, no piensan que estás muerta, déjame que te explique. Cuando escuchamos el grito y el gruñido lo escuchamos antes que tus padres, ya que nosotros vampiros y lobos tenemos el oído mucho más sensible al igual que los otros sentidos.
Así que fuimos tan rápido que tus padres apenas se dieron cuenta. Jorge, el padre de Héctor yo y Alexandra corrimos a la cocina, Violeta entretuvo a tus padres para que no se acercaran a la cocina y Beatriz hizo parecer que te habías cortado y que yo Héctor y su padre te llevamos al médico.
-Vaya… ¡Así que toda esa historia de los abuelos es mentira! –Dije muy enfadada -¿Y dónde piensan que estoy?
-Hicimos una falsa nota simulando tu letra en la que ponía que te ibas lejos a cumplir tu sueño de ser actriz y que no se preocuparan por ti porque algún día les visitarías dentro de unos años.
-¡No me creo que se hayan tragado eso!
-Bueno yo mismo le llame y le dije que no te buscaran porque tú misma le habías contado a Alexandra y Héctor que te ibas para ser actriz. Así que tus padres se han quedado mal porque sienten que te hayas marchado así sin despedirte, pero al menos saben que volverás y eso les hace sentir mejor. La única mentira sobre tus abuelos es que tú padre ha ido a conocerles pero lo demás es cierto, algún día les conocerás. Te dije todo esto para que así no tuvieras más preocupaciones y te sintieras bien. –Se explicó.
Yo en ese momento no me lo podía creer y estaba enfadadísima. Odio las mentiras.
-¿Y Héctor? Él tampoco está con su padre aprendiendo a ser un lobo ¿verdad?
-Esa pregunta es más difícil, querida… Sólo se lo que vimos cuando nos fuimos, Héctor y su padre se reunieron con nosotros la noche de tu cumpleaños. Héctor estaba dispuesto a venir, solo quería estar contigo. Pero Jorge no se lo permitió, dijo que no podíais estar juntos y que si lo hacíais estallaría una guerra entre vampiros y lobos.
Ese fue el golpe más duro…
-¿No volveré a verle?
-Lo siento Lucía, no sería conveniente para nadie, además él no sabe dónde estás y nosotros tampoco dónde está él.
-¡No quiero! ¡Lo buscaré toda la eternidad si es necesario! ¡Quiero volver a casa! –Chillé.
-Lucía, es normal que ahora estés enfadada pero entiende que es mejor así. Tus padres no comprenderían esto, nadie que no lo vea lo haría, y si lo vieran se volverían locos. Lo siento pero tiene que ser así, y con el tiempo estarás mejor, para mi Alfonso se convirtió en mi padre. –Trató de calmarme Alexandra.
-¡Nadie se convertirá en mi padre, ni en mi madre! ¡Y nadie se convertirá en Héctor!
Y corriendo con lágrimas en los ojos me metí en mi habitación.
Me sentía fatal conmigo misma, hasta siendo vampira era tonta. ¿Como pude creerme que mis padres aceptaron algo así con tanta normalidad y que además había ido a ver a su madre de la que hacía años que no sabía nada? Realmente no había sido muy inteligente por mi parte, ya que no tenía ninguna lógica que eso fuera real.
Estaba enfadadísima con Sergio por convertirme en vampira, enfadadísima con mi tío por mentirme, enfadadísima con el padre de Héctor que declararía una guerra contra los vampiros si estábamos juntos y no le dejó venir...
En definitiva enfadadísima con aquella locura de mundo.
Una lágrima callo en mi muñeca, al mirarla vi la pulsera que Héctor me había regalado el día de mi cumpleaños, la estrella ya no era plateada.
Una gota de sangre la habría manchado en algún momento en que hubiera bebido.
Ahora era una estrella roja.
Entonces me puse a pensar que aun que la pulsera ahora había cambiado y no parecía tan bonita como antes me seguía gustando igual por lo que significaba.
Y eso mismo haría con Héctor.
Los dos habíamos cambiado pero estaba segura de que nos seguíamos amando, así que me prometí que lo encontraría tarde o temprano y aprendería y haría todo lo necesario para ello.
Después nos marcharíamos a cualquier lugar del mundo y no habría guerra y si la había no sería nuestra batalla.
Perdona por no haberte dejado comentario hasta ahora. Me ha gustado mucho este capítulo; le has dado un giro tremendo. No me esperaba que su tío le hubiese mentido de esa manera. Hasta yo me lo creí. A ver si en el próximo se vé lo que pasó con Héctor.
ResponderEliminarBueno, ¡esperaré pacientemente! :)
¡Cuídate!