Ya ha pasado un día más...
Ainhoa esta cansada de su vida, de la rutina que lleva cada día.
Siente que necesita salir, conocer gente, estudiar de lo que le gusta... Pero no tiene tiempo para nada de eso.
Últimamente su madre está peor que de costumbre, apenas quiere levantarse de la cama. Menos mal que su tía Julia ha aceptado para ayudarla con los niños mientras ella trabaja.
Es una suerte tenerla allí.
Un día al llegar del trabajo encuentra a su tía sirviendo la cena.
-Ya estoy aquí. -Saluda Ainhoa.
-¡Hola! Vamos a cenar. -Le dice su tía mientras la saluda.
-Pero, tía Julia, sabes que la cena ya la hago yo, tu ya nos ayudas mucho quedándote durante todo el día.
-Venga, no te preocupes, si yo no tengo mucho que hacer en casa. Mis hijos están todo el día estudiando y saliendo con sus amigos. Además mis sobrinitos están muy contentos de cenar mis croquetas. ¿A que si niños? -Dice su tía muy animada.
-¡Sí tita! ¡Croquetas! -Exclaman los niños.
La verdad es que Ainhoa se alegra, su tía es muy alegre y eso es bueno para los niños.
Que envidia le dan sus primos que estudian y tienen amigos... Hace tanto que no les ve.
Después de cenar Julia decide hablar con su sobrina.
-Ainhoa, guapa. Me he enterado de que en tu fabrica va a cambiar el jefe y que hay mucho lío.
-Sí... Puede que despidan gente, el jefe actual va ha jubilarse y su hijo va a sustituirle, todos tienen algo de miedo al cambio. -Le explica ella.
-Lo sé. Por eso me he quedado a hacer la cena y lo haré hasta que todo se calme, eres muy joven y creo que aguantas demasiada tensión y responsabilidad.
-Pero tía...
-Ainhoa tu madre necesita que la cuiden -La corta - Y tu no puedes con todo, no voy a dejar que lo pases mal y que lleves la casa tú sola.
Julia abraza a su sobrina mientras a ella se le escapan las lágrimas.
-Gracias tía Julia.
Por fin ha pasado la semana y es sábado.
Ainhoa se levanta temprano y empieza a hacer las faenas antes de que se despierten los niños, también debe llevarle el desayuno a su madre.
Le gustaría poder descansar más los sábados se alegra de no tener que ir al trabajo.
A las diez de la mañana suena el timbre, es la tía Julia.
-¡Buenos días querida sobrina! -Saluda tan alegre como siempre.
-¡Tía! ¿Que haces aquí? -Pregunta muy sorprendida.
-¡Es sábado! No permito que trabajes, ya te pasas toda la semana metida en esa fábrica.
Julia hace todas las tareas y se encarga de los hermanos y la madre de Ainhoa.
Ella se lo agradece mucho a su tía, por fin puede dedicar algo de tiempo en ella, darse un baño, arreglarse el pelo, las uñas... Cuidarse un poco al fin.
-Que bien te ha sentado el baño Ainhoa. -Dice Julia
-Gracias tía. -Le responde con muy buen humor.
-¿Por que no sales está noche con tu primo Pablo? Tiene tu edad y seguro que no le importa que vayas si le llamo.
-Pero tía Julia yo no salgo por las noches. Tampoco tengo dinero ni ropa bonita que ponerme. -Dice lamentándose.
-Vamos cariño, tu tía piensa en todo te he comprado esto antes de venir hacía aquí. Y yo me encargo de que Pablo te invite a todo jiji.
Era imposible no hacer caso a Julia, era tan alegre, insistente y amable que Ainhoa no podía decir que no.
Realmente Julia tenía mucho gusto y había elegido un vestido perfecto para ella.
Se sentía algo nerviosa, para cualquier persona de su edad salir un sábado por la noche era lo más normal del mundo, pero ella no estaba acostumbrada a eso.
Su primo Pablo llegó para recogerla, hacía tanto que no le veía.
Pablo estaba muy guapo, le costó reconocerle al principio. Y que coche tan bonito tenía.
-¡Hola Ainhoa! Cuanto tiempo. -Decía mientras le daba dos besos.
-Pues sí, casi no te reconozco. -Dijo ella tratando de ser amable.
-Yo a ti tampoco, estás muy guapa.
Ainhoa se sonrojó, no se acordaba ya de cuando le habían dicho eso por última vez, tal vez en el instituto. Pablo se dio cuenta y en seguida cambio de tema.
-Bueno, ¿quieres que vayamos con mis amigos a la discoteca o prefieres que cenemos solos en algún sitio?
-Mm... Como quieras, aun que preferiría no ir a una discoteca... Es que hace tanto que no salgo... -Intentaba explicarse mientras sentía cada vez más vergüenza.
-¡Tranquila! No te preocupes, te llevo a cenar a un sitio que te encantará. Quiero que te diviertas está noche conmigo, no tienes porque ser tan tímida, soy tu primo jeje. -Le animo el chico.
-¡Está bien! -Sonrío Ainhoa.
Y es que sabía que Pablo tenía mucha razón, era un día especial que tenía que aprovechar.
Así que Ainhoa decidió cambiar el chip y divertirse como nunca mientras iban de camino al restaurante, ese día iba a cambiar por fin su vida.
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¡Hola!
Al principio no pensaba seguir con este relato pero he cambiado de idea y subiré uno o dos capítulos cada mes :) Aun que no tengo planes de alargarlo demasiado.
Espero vuestros comentarios y que os guste. ^^
Que grande la tia Julia.
ResponderEliminarEs horrible esa sensación de que cuidas de todos menos de ti y que liberador es cuando puedes darte un simple baño relajante!