¡Hola a todos! Hoy traigo el proyecto de Adictos a la Escritura que hemos elegido para este mes tan especial en el grupo.
¡Ya hemos cumplido dos años! Y para celebrarlo nada mejor que un ejercicio especial en el que relatar un aniversario. Pero para que fuera más divertido teníamos que usar dos personajes que podíamos elegir de una larga lista de personajes bien diferentes :) ¡Ya veréis los que he escogido!
En la isla desierta
En la isla desierta mi vida cambió por completo. Cuando llegué y todo se desmoronó pensé que jamás regresaría a casa, que nadie llegaría a buscarme. Y es cierto, después de cinco años sigo desaparecido en la misma isla. Pero ya no me importa. Creo que desde que la vi dejó de importarme.
Cuando el helicóptero se estrelló en la isla lo primero que hice al recobrar el sentido y darme cuenta de lo que había pasado fue intentar contactar por la radio, pero era imposible. Todo estaba hecho añicos. Quizá pueda arreglarla, pensé, pero necesitaba buscar algo que me sirviera para ello.
Miré entonces a los dos compañeros que viajaban conmigo, me asusté al darme cuenta de que no respiraban e incrédulo comprobé al menos cinco veces que estaban muertos.
Yo no es que estuviera fresco como una rosa, me había roto un brazo y tenía múltiples heridas por todo el cuerpo que dolían y escocían mucho.
Traté de buscar el botiquín de emergencia, que no encontré, y saqué del helicóptero todo lo que me podía ser útil para arreglar la radio y vivir allí hasta que me encontraran.
Bien, ahora ya podía tratar de arreglar la radio y tenía algo de esperanza en que lo conseguiría. Pero para mi mala suerte el combustible que quedaba comenzó a salir y a arder a causa de la extrema temperatura del helicóptero. Eso explotaría en cualquier momento y no pensaba dejar allí a mis compañeros, vale estaban muertos, pero se merecían un entierro digno y no acabar rematados por las llamas.
Un poco más y no lo cuento; con mi brazo bueno saqué a los chicos y los arrastré conmigo lo más lejos que pude. Entonces explotó. Ahora sí que no habría forma de arreglar la radio.
Decidí organizar un funeral para mis compañeros de viaje, los enterré y recé por ellos todo lo que sabía o creía saber, ya que nunca había sido demasiado creyente. Y ya no sabía que hacer, mis esperanzas se acababan por momentos, no había un teléfono móvil que utilizar, ni una radio estropeada que arreglar. Sólo podía esperar a que algún barco, avión o helicóptero pasara por allí y me viera.
Pero eso no ocurrió, estuve muchos días esperando, lo sé porque para no perder del todo la noción del tiempo dibujé en la arena un calendario.
Pasé miedo y hambre. Intenté apañármelas por mi mismo para pescar y sobrevivir durante tres meses, mientras esperaba el rescate. Sin embargo mis esfuerzos eran en vano, apenas era capaz de cobijarme en las tormentas tropicales o encontrar la comida necesaria… No todo es tan fácil como en las películas en las que los náufragos aprenden a valerse por si mismos y a vivir en condiciones, yo ni si quiera había conseguido construir una chabola decente y siempre acababa herido.
Aquél 11 de Julio mi paciencia se agotó, la esperanza de mi interior se desvaneció por completo y no vi otra salida. Una nueva tormenta se acercaba por lo que el mar estaba muy agitado. Así decidí adentrarme en sus profundidades dónde las olas se apropiaron de mi cuerpo sacudiéndome y golpeándome sin piedad. Ya no me importaba morir, seguramente era lo mejor que podía pasarme.
Pero entonces, alguien acudió a mi rescate. ¿Algún guardacostas? ¿Me había topado con cualquier barco y su tripulación había decidido ayudarme? No, nada de eso.
Era ella, la única sirena que quedaba en el mundo, el ser más maravilloso que te puedas imaginar.
Me salvó la vida y desde aquél momento no nos separamos ni un instante.
Al principio pensé que me había vuelto loco de remate pero era tan real como yo. Después de haberme salvado me contó miles de cosas fascinantes, por ejemplo que ella es la única que queda de su especie, y que no tiene por qué estar siempre dentro del agua.
Así comenzamos a pasar cada día en la isla desierta juntos. Ella me enseñó a pescar, porque en realidad las sirenas no son amigas de los peces como pensamos si no que antaño eran su mayor depredador. Poco a poco y con su ayuda empecé a recuperarme y ha aprender como vivir en la isla.
Los días pasaron y la confianza y complicidad fue creciendo hasta llegar a la historia de amor que ahora vivimos.
Sí, pesar de que yo tenga piernas y ella una preciosa y larga cola azul llena de escamas que brillan con la sal del mar, estamos enamorados. Y somos felices.
Hoy hace ya cinco años de aquél oscuro pero hermoso día en que la conocí. Una sirena que vagaba sola por los inmensos océanos y el destino hizo que se topara conmigo, un torpe y desgraciado náufrago al que no le quedaba la más mínima chispa de esperanza.
Sólo puedo dar las gracias, no sé si a Dios, no sé si al destino, no sé a quién en realidad. Lo único que sé es que me quiere y que la quiero. Que es el regalo más especial que la vida podía hacerme y que a pesar de todo lo que perdí he pasado los cinco años más felices de mi vida con ella en la isla. Nuestra desierta y paradisiaca isla.
Sin embargo podría decirse que somos una pareja normal y corriente, con nuestras discusiones, nuestros momentos románticos… Y hacemos lo que hacen todos los humanos con sus parejas. ¿Cómo? Os preguntaréis. Pues bien esta claro que no podemos ir al cine, por ejemplo, pero podemos hacer otras cosas maravillosas como nadar juntos entre los delfines, disfrutar de los sabrosos manjares de la naturaleza, las puestas de sol y las increíbles noches estrelladas.
¿Y el sexo? Claro, también hay sexo como en todas las parejas, lo tradicional no tiene por qué ser siempre lo correcto, hay muchas maneras de disfrutar que en este momento no voy a contar.
Ahora bien, imagino que estaréis intrigados por saber que voy a regalarle a mi amada en un día tan especial. Pues la estoy esperando aquí con esta cálida hoguera y esta rica y romántica cena de frutas y pescado, además aquí tengo su regalo. Es un anillo de madera con un cristal precioso que encontré en la orilla. Lo he hecho yo con mis propias manos y métodos y es que voy a pedirle algo así como matrimonio. No es que nos vayamos a casar, obviamente no podemos, pero quiero decirle que pase lo que pase voy a estar por siempre a su lado y que aunque llegaran miles de barcos y aviones a mi rescate no me subiría a ninguno. Por qué ella es todo lo que quiero y jamás la dejaría.
Y esto es lo más importante que he aprendido en la isla desierta: no solo he encontrado al amor de mi vida, si no que he aprendido que la vida es mucho más bella de lo que pensamos, que es mucho más hermoso trabajar en un regalo especial, hacerlo nosotros mismos, que comprarlo en cualquier joyería. Qué vivir así es mucho más saludable y tranquilo, que la naturaleza nos da miles de cosas que ni si quiera somos capaces de ver y no la valoramos lo suficiente.
Que lo inimaginable puede existir y que siempre, siempre hay que guardar esperanza.
Como habéis visto escogí sirena y náufrago, no fue fácil escoger entre tantos personajes pero la historia entre estos dos se me ocurrió en seguida ^^
Creo que el relato me ha salido algo extraño pero me ha divertido escribirla. XD Espero que os haya gustado y disculpas por los errores que pueda haber en el texto y que con mucho gusto podéis señalarme (no he tenido mucho tiempo de corregirlo tampoco -.-)
¡Nos leemos! :)
Muy buen relato, Nerea!!
ResponderEliminarMe gustó, y me hizo lamentar más aún la historia del náufrago de Tom Hanks, que se tuvo que conformar con una pelota ensangrentada habiendo en el mundo una sirena :-P
Sí vi por allí un par de cositas: una "h" que sobra en "ha aprender", y una "a" que falta en "sí, pesar de que yo tenga piernas..."
Besos!!
¡Buenas lecciones aprendió!
ResponderEliminarNo podía evitar pensar a cada rato que uno de los dos tenía que salir de su elemento para que pudieran pasar el tiempo juntos. Pero, ¿acaso no es así en todas las relaciones?
Me ha gustado mucho tu relato.
ResponderEliminarY preciosa moraleja final ;)
Reina, una preciosidad de relato.
ResponderEliminarUn beso.
Nos regalas un mensaje que muchas veces olvidamos :)
ResponderEliminarQue Bueno!!!!!!
ResponderEliminarFelicitaciones!!!!
Beso
"Una sirena que vagaba sola por los inmensos océanos y el destino hizo que se topara conmigo, un torpe y desgraciado náufrago al que no le quedaba la más mínima chispa de esperanza". Me encanta. Un relato lleno de positividad con moraleja incluida (no perder la esperanza)que no deberíamos olvidar nunca. Enhorabuena
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