Esta historia no se basa en ningún hecho real
Amor trágico
Helena era una chica inocente cuando le conoció, él era el típico chico malo cuando llegó al instituto y ella se enamoró.
Al principio todo iba bien, aun que los padres de Helena nunca quisieron que su hija se viera con aquél descarado llamado Mario.
El tiempo pasaba y se hacían adultos, Helena seguía muy enamorada de Mario aun que él a veces se enfadara y le dijera que no se pusiera ese vestido que era demasiado corto, que no hablará tanto con otros chicos, que esa camisa era demasiado escotada...
Helena siempre accedía a lo que quería Mario.
Sus padres siempre le decían que el chico no le convenía, pero el tiempo pasaba rápido y Helena no hacía caso.
El tiempo pasó y Helena ya no era una adolescente, tampoco Mario.
Mario trabajaba mientras Helena iba a la universidad, el nunca quiso estudiar, pero de todas formas siempre ponía el trabajo como excusa cuando no le hacía caso a Helena.
Ella se daba cuenta de que el tiempo pasaba y Mario no le prestaba la atención necesaria así que un día le dijo que si la cosa no cambiaba pronto todo terminaría.
Los padres de Helena rezaban por que así fuera pero Mario llegó un día a casa de la chica con una gran sorpresa:
-¡Helena! Perdoname, a partir de ahora todo cambiará.
-¿Ah si?
-Sí, por culpa del trabajo no te he prestado atención suficiente pero con mis ahorros he conseguido alquilar un piso para nosotros. ¡Quiero ir a vivir contigo! Así podremos estar muchas más horas juntos y verás cuanto te quiero. No quiero que lo nuestro acabe, quiero vivir siempre contigo.
-¡Oh cariño! Te quiero tanto.
-Y yo princesa.
Helena contenta de que su pareja hubiera decidido dar aquél paso tan grande en una relación hizo las maletas en seguida y se mudó a vivir con Mario.
Sus padres no estaban tan contentos y le dijeron que tendría siempre un sitio con ellos y les visitara siempre que quisiera.
Ella los quería mucho, pero sabía que quería vivir su vida con Mario.
Al instalarse en el piso todo era bonito, pasaron una de sus mejores épocas durante los primeros meses pero un día discutieron.
-No nos llega para el alquiler Helena.
-¿Qué? Oh, no te preocupes seguro que mis padres nos ayudarán...
-¡NO! -Gritó Mario - ¡Lo que tienes que hacer es trabajar ya! Tanto estudiar, no tendremos ni para comer si esto sigue así.
Mario se fue al trabajo mientras ella se quedaba allí llorando y asustada. Nunca su novio le había gritado de esa manera.
Por la noche Mario no llegaba de trabajar a la hora que lo hacía normalmente, Helena estaba muy preocupada dando vueltas por toda la casa hasta que a las dos de la madrugada Mario apareció muy borracho.
-¿Pero donde has estado? Además has bebido!
-Calla y tráeme un vaso de agua. -Dijo mientras se tambaleaba por el pasillo.
Helena le trajo el vaso de agua y Mario lo bebió de un solo trago.
-¿Por que has echo esto? -Preguntó ella.
Mario sin contestar se dejó caer en el sofá y entonces Helena vio como en el cuello tenía una marca de pintalabios rojo que le había dejado "una señorita de compañía"
-¡Mario te has acostado con otra!
-Anda anda, no digas idioteces ¡y trae más agua!
Helena se apartaba de él sin haberle cogido el vaso tapándose la boca con las dos manos horrorizada...
Mario al darse cuenta tiró el vaso al suelo que se rompió en mil pedazos, como el corazón de Helena lo había hecho minutos antes, mientras gritaba:
-¡¿ME QUIERES TRAER AGUA INÚTIL?!
Helena muy asustada empezó a correr por la casa, se metió en la habitación echando el cerrojo y empezó a meter su ropa en una mochila vieja.
Mario forcejeó la puerta hasta romper el pestillo y abrirla.
-¡PERO QUE HACES! -Le gritaba mientras le cogía del pelo y la tiraba al suelo para apartarla de la mochila.
-¡AAAH! Mario me haces daño!
-¿ADÓNDE CREES QUE VAS, EH?
De repente Helena en un impulso desesperado empujó a Mario con todas sus fuerzas, quería irse de allí como fuera.
Mario al estar tan borracho no aguanto el equilibrio y al caer hacía atrás se dio en la cabeza un fuerte golpe contra la punta de la cómoda.
Calló al suelo que se llenaba de sangre por momentos.
Mario había muerto.
Helena se quedó totalmente paralizada contemplando aquella escena...
Sus padres siempre se lo dijeron, pero ella había matado a su novio, aun que fuera un accidente...
Decidió que lo mejor era desaparecer y cambiar de vida cuánto antes.
Por suerte pudo salir corriendo de aquella casa antes de que llegara la policía a la que había avisado la vecina.
Nadie volvió a saber de ella.
Sus padres intentaron llamarla, la policía la buscó por todos los rincones del país, incluso fuera de él.
Pero Helena fue rápida y salió de su país con una nueva identidad dónde empezó en Argentina una nueva vida con una nueva apariencia.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar