LAS CHIQUINAS DE COLORES
En un lugar muy lejano había un bosque encantado.
En ese bosque vivían unas criaturas mágicas, llamadas Chiquinas.
Las Chiquinas eran personitas pequeñas de colores, que podían volar con sus bonitas alas.
Todas las Chiquinas que eran del mismo color vivían y jugaban juntas, pero solo había una Chiquina de color negro.
La Chiquina de color negro, llamada Nini, vivía sola porqué no había ninguna del mismo color que ella, al principio no le importaba, pero con el tiempo empezó a cansarse de estar siempre sola.
Así que un buen día de primavera Nini decidió salir a hacer amigas.
Al lado de su casita vivían sus vecinas, las Chiquinas verdes, se acercó a la casita de color verde y picó a la puerta.
Una Chiquina verde acudió a abrir: -Hola, ¿que quieres? -Le preguntó.
-Hola, soy Nini, una Chiquina negra, como soy la única de este color estoy sola, y me preguntaba si vosotras querríais jugar conmigo.
La Chiquina verde puso mala cara y le contestó: -Lo siento pero yo solo juego con Chiquinas verdes y tu color es muy oscuro. Adiós y por favor, no nos molestes más.
La Chiquina verde cerró de un portazo y la pobre Nini se quedó allí algo triste, pero no podía rendirse tan fácilmente, así que ella sola fue a dar un paseo a ver a quién se encontraba en el bosque que quisiera jugar con ella.
Nini comenzó a pasear y vió un gran árbol lleno de manzanas.
¡Qué bien! Le encantaban las manzanas, así que voló con sus alas para llegar arriba a coger una, pero antes de que pudiera llegar se encontró a las Chiquinas rojas en una rama del árbol.
-¡Hola Chiquinas rojas! -Saludó Nini alegremente. -¿Queréis coger manzanas conmigo?
Las Chiquinas rojas se miraron entre ellas y comenzaron a reírse, Nini no entendía que había dicho que fuera tan gracioso.
Una de las Chiquinas rojas habló: -¿Pero tú crees que con ese color negro tan feo vamos a dejarte coger manzanas? Las manzanas son rojas como nosotras, así que son nuestras. Y tú eres de color negro, un color feo y oscuro.
-¡Vete de nuestro árbol! -Dijo otra Chiquina roja.
De repente todas empezaron a gritar a Nini cosas desagradables y a tirarle manzanas para que se fuera.
Nini se fue llorando hacia su casa, por el camino encontró a las Chiquinas amarillas y azules, pero Nini estaba muy triste y sabía que ellas tampoco querrían ser sus amigas, así que corrió hasta llegar a su casita negra.
Allí se encerró, pensando en no salir nunca más.
Lo que no sabían Nini ni las otras Chiquinas, es que había una Chiquina de color blanco que había estado escondida todo el día, viendo lo que sucedía.
La Chiquina blanca esperó a que oscureciera, a esa hora todas las Chiquinas salían al bosque para encender las luces.
Cuando todas las Chiquinas estaban encendiendo las luces de la zona del bosque dónde estaba la casa de Nini, la Chiquina blanca salió de su escondite para que todas la vieran.
Nini estaba mirando por la ventana de su casita y vio cómo la Chiquina blanca se mostraba ante todas.
-Hola. Soy una Chiquina blanca y he venido a visitaros. -Dijo aquella Chiquina de un color tan diferente y bonito.
Todas las Chiquinas se quedaron sorprendidas al ver el color tan bonito y luminoso de esa Chiquina.
Y así todas comenzaron a admirarle.
-¡Qué color tan brillante! Por favor ven a vivir con nosotras. -Dijeron las Chiquinas rojas.
-No, ven con nosotras las Chiquinas amarillas, tu color dará más brillo al nuestro -Dijeron las amarillas.
Y así también las verdes y azules, todas las Chiquinas querían que la Chiquina blanca viviera con ellas.
-¿Porqué queréis que viva con vosotras? -Preguntó la Chiquina blanca.
-Porqué no hay nadie que tenga un color tan distinto como el tuyo. -Respondieron.
-Os equivocáis. -Dijo la Chiquina blanca. -Hay una Chiquina de un color tan diferente y admirable como el mio. Y no la habéis tratado bien.
Todas supieron de quién estaba hablando la Chiquina blanca y Nini salió de su casa.
Entonces las Chiquinas comprendieron que no debían discriminarse por ser de colores diferentes, y que podían ser todas amigas sin importar el color que tuvieran.
Así que todas se disculparon con Nini y con Chiquinas de otros colores con las que habían tenido alguna discusión.
A partir de ese día, todas las Chiquinas vivieron juntas y felices y estuvieron muy agradecidas a la Chiquina blanca por lo que les había enseñado.
Gracias a la amistad que tuvieron las Chiquinas nacieron Chiquinas de colores nuevos y diferentes y aprendieron que si unes las diferencias que tienes con otras personas puedes descubrir cosas nuevas y mucho más bonitas.
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