09 agosto 2011

Maratón Escritura día1.

¡Hola!
Hoy ha sido el primer día de maratón.
En fin a vosotras no sé, pero a mi me ha costado bastante esto de las cinco páginas.
¡Ni si quiera son cinco páginas enteras!
Además tendré muchas faltas de ortografía... Y es que mañana es el cumpleaños de mi novio (¡Felicidadees amoor! Te quiero) así que tengo cosas que organizar! 
Aprovecho para decir que he decidido seguir con mi historia de La vida de Ainhoa para así acabarla esta semana y hacerla más larga de lo que tenía previsto.
Bueno espero que os guste y poder dar más de mi en los proximos días :D
¡Leere encantada vuestras opiniones y gracias!




La vida de Ainhoa 

Capítulo 3:

Ainhoa se lo estaba pasando realmente bien, su primo Pablo no paraba de hacerla reír. Ella se sentía muy a gusto, la timidez de antes había quedado atrás.
Por fin llegaron al restaurante, era un restaurante italiano, muy bien decorado, parecía ser algo caro y estaba muy lleno.
-¡Vaya que sitio tan guay! Pero parece que no hay mesa... -Dijo Ainhoa.
-No te preocupes, que la tengo reservada. -Sonrió su primo mientras se acercaba un camarero.
-Buenas noches. ¿Tienen reserva? -Preguntó el camarero.
-Sí, Pablo García. 
-Muy bien, vengan por aquí.
Ainhoa y Pablo siguieron al camarero atravesando las mesas de la gente hasta llegar tras una cortina dónde habían mesas libres y poca gente. Allí era dónde cenaban los que reservaban mesa y por lo tanto pagaban más, Ainhoa pensó en cuánto costaría aquello pero decidió olvidarlo en seguida y divertirse como estaba haciendo.

-Esta es su mesa, señor.
 Pablo retiro una silla para que su prima se sentara y esta sonrió sintiéndose como si estuviera en una película. 
Empezaron a mirar la carta, en la que no ponía precio. 
-¿Porqué no pone el precio? -Pregunto ella mientras miraba. 
-Mi madre me dijo que tu carta fuera así para que no te pidas lo más barato. -Dijo el riendo un poco.
-¡Oh claro, la tía Julia! Jaja
Los dos rieron y pidieron su cena. Estaba buenísima.
Al acabar de cenar el camarero les trajo la cuenta.
-¿Cuanto a costado? -Quiso saber Ainhoa.
-¿Que habíamos dicho de los precios? -Bromeó Pablo que decidió enseñarle la cuenta. 
Ainhoa la cogió y miro los números de abajo: 47,65€ Después miró más arriba y se dio cuenta de que su plato había sido el más caro.
-¡Oh lo siento! Mi plato era el más caro...
-¡Çjaja! No te preocupes hombre si no es nada, todos nos merecemos una cena así de vez en cuando. ¿No crees? -Dijo su primo cogiéndole la mano.
Ella se sorprendió pero no la apartó y le sonrío. 
-Gracias, Pablo.

Pablo y Ainhoa se dirigian a salir del restaurante, y Pablo se quedó quieto de pronto cuando vio quién estaba entrando. 
-¿Qué pasa? -Preguntó Ainhoa notando el gran cambio que había dado la cara de su primo.
-¿Me harías un favor? -Preguntó él.
-Claro. Pero qué... 
-¿Ves a esa rubia que está esperando mesa ahí? -Dijo cortándola. 
-Sí.
-Pues es mi ex novia y apuesto a que ha venido aquí sólo para que la vea con ese ... Necesito que vea que tú y yo tenemos algo. 
Ainhoa se sorprendió al oír aquello pero su primo le había pagado una cena fantástica y no podía negarse, además a lo mejor resultaba hasta divertido.
-Está bien. -Dijo ella mientras se agarraba a su cintura. 
-¡Jaja! Te lo tomas en serio. -Bromeó Pablo que le pasó el brazo por los hombros.
Fueron hacía la puerta juntos, riendo. Entonces aquella chica rubia les vio y cogió la mano del chico qué la acompañaba.
-¡Vaya que sorpresa, Marina! -Dijo Pablo sin separarse de Ainhoa.
-¡Hola! ¿Qué haces por aquí? -Preguntó Marina, disimulando. 
-Pues he traído a esta chica tan guapa a cenar. Te presento a Ainhoa. 
-Ah.. Hola... -Le dijo Marina sin mucho entusiasmo mirándola de arriba a bajo. 
-Encantada. -Sonrío Ainhoa. -¡Menudo pelo rubio tienes! ¿Es natural?
-Pues claro chica. 
-Pero si te teñiste ayer... -Dijo el chico que acompañaba a Marina. 
-¡No digas tonterías! -Le respondió ella.
Pablo casi se pone a reirse allí mismo. Pero se contuvo. 
-Bueno vamos a llamar al camarero qué como vosotros ya habéis salido pues nos daran vuestra mesa. -Dijo Marina.
-No, nosotros teníamos reserva. ¿Verdad cielo? -Dijo Pablo dirigiéndose a Ainhoa.
-¡Sí!
Marina estaba quemándose por dentro, ella había ido allí para darle celos a él, no para que él se los diera a ella. Su amiga, la novia del mejor amigo de Pablo le había dicho que él iría allí a cenar, pero no que iría con una chica tan guapa con la que parecía tener algo más que amistoso.
-En fin nos vamos ya, espero que os den mesa pronto y lo paséis bien. -Se despidió Pablo -¡Adiós Marina!
-Sí... Adiós Pablo. 
-¡Adiós! -Dijo Ainhoa.

Pablo y Ainhoa salieron, triunfantes, como si hubieran ganado una batalla.
-Esa chica no parecía muy contenta de verte conmigo eh. -Dijo Ainhoa cuándo estaban sentados en el coche.
-Lo sé, has estado genial, jaja. -Dijo Pablo.
-Es lo menos que podía hacer por ti después de una noche tan estupenda. -Sonrío ella.
Él volvió a cogerle la mano como en el restaurante, sin poder evitarlo.
-Verás, es que Marina y yo tuvimos una relación larga, que acabo sólo hace un mes porque me fue infiel... Cómo la dejé y no quise perdonarla intenta darme celos allá dónde voy para fastidiarme, pero hoy gracias a ti he podido pagarle con la misma moneda.
-¡Pero bueno, que chica tan estúpida! -Exclamó Ainhoa. -Tú eres un chico genial, no te mereces a alguien así. Hiciste bien en dejarla, Pablo. Si hizo eso es porque realmente no te valora. 
Pablo se quedó mirando a Ainhoa emocionado por lo que ella había dicho, desde que lo dejó con Marina no se había sentido querido por nadie. 
La abrazó y ella se sorprendió de nuevo, dejándose llevar y abrazándole también. Sin duda su primo era un buen chico, alguien que merecía una chica mucho mejor que esa tal Matina. Alguien como ella, pensó. 
Un momento, no podía enamorarse de su primo... 
Después del largo abrazo los dos volvieron a ponerse bien en sus asientos. 
-Bueno, ¿quieres que vayamos a algún sitio? -Preguntó Pablo.
-La verdad es que estoy algo cansada. Aun que me gustaría dar un paseo nocturno por la playa, jaja. 
-¡Eh que buena idea!
-Oh pero mi casa queda muy lejos, puede que sea mejor que me lleves ya allí, además tu madre estará deseando que vuelva para irse a descansar, pobre. -Dijo Ainhoa pensando en voz alta.
-La verdad es que mi madre me dijo que se quedaría a dormir a tu casa y que tú te quedarías en la mía, veo que no te lo a comentado. Y bueno la playa esta más cerca de mi casa, jeje.  
-¿En serio? ¡Jaja, qué bien! Pues vayamos a la playa entonces. Ais, tu madre es un sol. 
Ainhoa estaba feliz por tener una tía como aquella que mirara por su felicidad, no entiende por que su madre no quería llamarla en muchas ocasiones que Julia les hubiera ayudado.
En fin, su madre era así a veces, ha pasado por cosas muy duras en su vida y por eso a veces cuando las cosas van mal se pone enferma.
Se encierra en su habitación, con las persianas bajadas y no se levanta de la cama en días.
Aun que últimamente está tardando más de lo normal en recuperarse, pero la tía Julia esta allí. Así que no pasará nada. 

Después de unos minutos de camino risas y canciones que sonaban en la radio llegaron por fin a la playa. Ambos bajaron al coche y fueron hacía la arena.
Ainhoa se quitó los zapatos y corrió hacía la orilla.
Pablo se quedó mirandola, pensando en lo guapa que su prima se había hecho con los años, no la recordaba así de alegre, sin duda era una chica que se merecía más felicidad de la que había tenido, él podría darsela. ¡Pero... si era su prima! No, no podía enamorarse de ella, además acababa de salir de una relación larga con Marina y necesitaba descansar de amores.

Pablo corrió hacía ella, que estaba quieta en la orilla sintiendo la tierra y el agua fría correr por sus pies cada vez que venía una ola. 
-¿Está fría? -Preguntó Pablo quitándose los zapatos antes de acercarse demasiado a la orilla.
-¡Un poco! Jiji. 
-Siempre me ha gustado venir a la playa de noche, aun que hacía mucho que no venía.
-A mi también me gusta mucho, aun que seguro que hace más tiempo que tú que no vengo. -Dijo Ainhoa con algo de tristeza.
-Bueno, lo importante es que ahora estamos aquí. -Sonrió su primo.
Empezaron a jugar en la orilla corriendo y riendo por la playa, se lo pasaban muy bien juntos. 
Al pasar un rato se sentaron en la arena ya lejos de la orilla.
-¡Ay! Qué cansada estoy de correr jaja. -Bromeó Ainhoa.
-¡Jaja! ¿Sabes? Me he divertido muchísimo contigo esta noche Ainhoa.
-Y yo Pablo, has hecho que olvidé mis problemas y disfrute sin pensar en nada por una vez. Hacía mucho que no me sentía así. Gracias.
Ainhoa abrazó a Pablo, no sabe por qué pero sintió el impulso de hacerlo.
De repente él se aparto un poco sin soltarla, sus caras y labios estaban cerca, quería besarla. 
Y lo hizo. 
Ella no se apartó, no hizo ningún gesto de disgusto y siguió besándole.

Conforme el tiempo pasaba la pasión iba creciendo, el momento era perfecto, romántico, en una playa vacía. Ninguno de los dos podía frenarse.
Ainhoa no se creía lo que estaba haciendo, ni si quiera sabía si eso estaba bien, pero no le importaba porque en ese momento no podía pensar en nada que no fuera Pablo.
Y moviéndose juntos por la arena como si fueran una sola persona terminaron haciendo el amor. 

Quedaron luego tumbados y abrazados, pensando en qué había pasado.
Ninguno de los dos dijo nada hasta que Pablo notó que Ainhoa tenía frío.
-¿Tienes frío? Podemos ir ya a casa si quieres.
-Está bien.
Pablo se levantó y ayudo a Ainhoa dandóle la mano para que hiciera lo mismo, seguidamente se quitó su chaqueta y la puso sobre los hombros de ella.
Caminaron de la mano hasta el coche y fueron de camino a casa.
Una vez allí él la condujo hasta su cuarto.
-Podemos dormir juntos, mi hermano debe de a verse quedado en casa de su novia.
Los dos entraron a la habitación y se quedaron en ropa interior. 
Se metieron en la cama y se abrazaron bajo las sabanas.
-Pablo. 
-¿Sí?
-Lo que hemos hecho... Bueno... ¿Que significa para ti?
Él la miró reincorporándose un poco y le dijo:
 -Sé que eres mi prima, sé que hacía mucho que no nos veiamos pero... siento más que una simple atracción por ti. Te he besado una vez y siento que ya no puedo parar de hacerlo.
Ainhoa estaba emocionada por sus palabras: -No sé que decir, yo siento lo mismo.
-No es necesario que digas nada.
Y así besándose se mostraron su amor y pasión de nuevo quedándose totalmente dormidos y felices hasta la mañana siguiente.



Capítulo 4:

Ainhoa y Pablo se despertaron pronto.
Ainhoa no quería llegar muy tarde a su casa, bastante estaba haciendo ya su tía Julia como para que encima de que se había acostado con su hijo, llegara tarde.
Antes de llegar a casa de Ainhoa, ella y Pablo decidieron que al ser primos sería mejor no decir nada de momento, cuando su madre se recuperara y tuvieran un buen momento para explicar bien las cosas a ella y a Julia ya se hablaría todo.
-Mira Pablo. Hoy hace mucho sol, puede que mi madre se encuentre mejor.
-¡Sí! Además ahora veré a tus hermanitos, espero caerles bien. 
-Jaja, seguro que sí.

Ainhoa estaba feliz y tenía ganas de ver a sus hermanos, aun que ella estaba segura de que todo estaba bien porque la tía Julia estaba allí. 
Pero se equivocaba porque cuando llegaron al portal y Ainhoa vio allí una ambulancia se temió lo peor.
-¡Oh Dios mío! Una ambulancia. 
-Tranquila Ainhoa puede que no sea por tu madre.
Pero ella no sentía lo mismo, al ver la ambulancia supo que tenia que ver con su madre. 
Pablo aparcó deprisa y ella hecho a correr hasta llegar a su casa.
Y cuando terminó de subir las escaleras se encontró con todo aquel terrible panorama.
-¡Mama! 
-Ainhoa tranquila, esta bien la llevan al hospital. -Dijo su tía calmándole.
-¿Qué a pasado? 
-Verás ayer por la noche tu madre se levanto y vio que no estabas, se enfado mucho conmigo, se puso a beber alcohol... No pude pararla. Esta mañana estaba borracha y al ver que no llegabas pronto le ha dado un ataque de ansiedad. La han tenido que sedar, y ahora la llevan al hospital. 

Ainhoa se sentía culpable, muy culpable. Corriendo fue a tranquilizar a sus pobres hermanos, asustados por ver así a su madre y porque ella no estaba en casa.
Entonces Pablo llegó con ellos y así les explico a los niños que era su primo y Ainhoa había estado con él porque la tia Julia necesitaba que hicieran unas cosas en su casa.
Los niños se tranquilizaron mucho al ver que su hermana había estado bien, con su primo Pablo, y que a mamá la estaban curando en el médico como les dijo Ainhoa.

3 comentarios:

  1. ¡Oh! Menudo avance. Está muy bien, aunque, si me permites que te lo diga, si describes ciertas partes con más detalles, te quedará mucho mejor y más completo. Me parece que Ainhoa necesitaba algo así: un chico nuevo que la hiciese feliz y su madre no tendría por qué ponerse así con ella. Una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos, ¿no?
    Es muy injusta. Me he sorprendido mucho cuando he visto lo que han hecho en la playa, pero claro, se veía venir. Esperemos que todo les vaya bien :)
    ¡Saludos, Nerea, y sigue escribiendo!

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  2. Bueno, qué relación acaba de comenzar Ainhoa!! Ojalá que todo le vaya bien, aunque con esa madre complicada que tiene...

    Te sigo leyendo!! Besos!!

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  3. Sabía que Pablo y ella se enamorarian... haaaame ha encantado y pese a que es más largo que los anteriores no se hace nada pesado

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